CIENCIAS SOCIALES:HISTORIA de 4° año Ciclo Orientado


Actividad 1

Proponemos revisar algunos conceptos y aspectos de la historia argentina vistos el año pasado. De esa manera comenzaremos a estudiar las bases de los procesos venideros.

La crisis del régimen conservador
Entre 1880 y 1916 la República Argentina fue gobernada por la “Generación del 80”, durante este período el control del gobierno nacional y de la mayoría de los gobiernos provinciales estuvo en manos del Partido Autonomista Nacional y de la Liga de Gobernadores, de ideología liberal, aunque gradualmente devenida en conservadora y, oligárquica. Entre sus principales características mencionaremos el control de las elecciones a través de los acuerdos de cúpulas políticas, el clientelismo y el fraude electoral. Durante estos 36 años, en lo económico se estableció un modelo agro- exportador, y se impulso el incremento de inmigrantes que ya venían ingresando al país desde la década del 60, de manera notable, y lo político se baso fundamentalmente en el fraude electoral y la exclusión de la mayoría de la población de la vida política. Como oposición a éste régimen, surge la Unión Cívica, un grupo político muy heterogéneo que expresaba a los diferentes sectores disconformes. En lo social lucharon por los derechos de los trabajadores socialistas y anarquistas, combatiendo en el plano político a la corrupción.

El modelo agro-exportador
La Argentina republicana, representativa y federal se consolidó hacia 1880 luego de una serie de procesos que comenzaron con la crisis revolucionaria de principios del siglo XIX. Tras sucesivas guerras internas y externas, el Estado central se afirmó sobre la base de la Constitución de 1853. El país se embarcó en un acelerado proceso de modernización con un sinfín de tierras ganadas al indígena, inmigrantes que comenzaban a llegar por oleadas y capitales extranjeros listos para ser invertidos. El progreso parecía no tener fin. Sin embargo, la práctica mostró otra situación. En la actualidad es muy frecuente escuchar decir “fuimos el granero del mundo” con cierta nostalgia por aquellos años de grandezas y riquezas. Pero ¿qué implicó esa posición? ¿Cuál fue el impacto en la sociedad argentina? Gracias a los avances de diferentes historiadores y grupos de investigación, hoy podemos dar cuenta de las tensiones, los conflictos y las consecuencias de aquella supuesta “edad de oro” argentina.
En este espacio nos encontraremos con tres ejes de análisis que ayudarán a reflexionar sobre algunos aspectos del período 1880-1916: la organización económica social, centrada en el “modelo agro-exportador”, generó contradicciones internas en la sociedad argentina que derivaron en situaciones de violencia y la lucha por alcanzar un conjunto de derechos.
El modelo agro-exportador fue una organización económica propia de ciertos países latinoamericanos, pero en particular de Argentina, que tuvo lugar a finales del siglo XIX y consistió en el aprovechamiento masivo de sus plataformas territoriales para desarrollar el cultivo y la explotación de materias primas del agro con fines de exportación, como principal fuente de ingreso.
Este modelo coincide en casos como el argentino con el establecimiento del Estado nacional, por lo que se vincula profundamente con las raíces imaginarias de la nación, es decir, forma parte importante de su propia historia económica.
El modelo agro-exportador instauró un importante flujo económico entre algunas potencias industriales como Gran Bretaña, Francia o los Estados Unidos y las naciones jóvenes latinoamericanas, modelando la sociedad de estas últimas en base a una economía exportadora.

Contexto histórico del modelo agro-exportador
El modelo agro-exportador obedece a la lógica imperante de la época que ubicaba países centrales consumidores y países periféricos productores, por lo que el modelo exportador asumía el rol de proveerle a la metrópoli de los alimentos que necesitaba, en un rol similar al que ocupaba la América hispana durante la colonia.
Es la época del fin del colonialismo europeo y los capitales internacionales persiguen su incorporación en los mercados insurgentes como el americano, que se muestra gustoso de consumir sus productos elaborados y sentirse en condición de igualdad de consumo.
Las principales ventajas del modelo agro-exportador fueron:
Flujo de capital extranjero. El ingreso masivo de divisas desde el extranjero incrementó rápidamente los presupuestos nacionales, permitiendo por igual la inversión interna, el despilfarro y la corrupción.
Inmigración. Numerosos países de América presenciaron la ola de migrantes europeos que venía a cultivar en sus tierras, incorporando no sólo conocimientos en la materia sino tradiciones culturales y culinarias que enriquecieron la cultura local.
Impulsó el crecimiento. A través de la expansión del agro, la plataforma cultivable creció y el volumen de materia prima exportada fue significativo.
Las principales desventajas del modelo agro-exportador son:
Dependencia del mercado externo. Una vez que los mercados externos estén saturados, sean conquistados por otra oferta o empiecen a autoabastecerse, la economía agro- exportadora se verá en crisis ante la disminución de su única fuente de ingresos.
Desequilibrio regional. Las regiones se enriquecían de manera desigual, ya que la presencia de las tierras cultivables a lo largo de la superficie del país también lo era.
Los latifundios. Surgieron los grandes terratenientes y latifundistas de producción amplia pero moderada, asistemática, cuya riqueza se sostenía sobre una mano de obra campesina depauperada.
No impulsó el desarrollo. El país como tal creció en términos económicos, pero no en industriales.

Duración del modelo agro-exportador
• En Argentina. El modelo duró unos 50 años (desde 1880, con la presidencia de Julio Argentino Roca, hasta la crisis de 1930).

Ejemplos de modelo agro-exportador
El mejor ejemplo del continente lo representa el modelo argentino entre 1880 y 1915, época durante la cual el gobierno impulsó el cultivo masivo de granos y cereales, por lo que a menudo se llamó a la Argentina como “el granero del mundo”. De una exportación promedio por año de 20 toneladas de granos, Argentina pasó a 400 toneladas en poco más de quince años.
Durante este período creció la red de transporte, se impulsó el latifundio en la región de la Pampa y se exportó hacia Europa buena parte de los productos locales, entre ellos la carne. Esto requirió además de mucha más mano de obra campesina, por lo que se produjeron incentivos para la inmigración europea (sobre todo anglosajona y de la Europa del este).
Sin embargo, el inicio de las Guerras Mundiales del siglo XX (Primera y Segunda) disminuyó drásticamente el volumen de las importaciones europeas, sentenciando al modelo agro-exportador a la crisis y, eventualmente, a ser reemplazado por uno de consumo interno.

Responder:
1. ¿Qué características políticas puedes mencionar como más significativas de la generación del 80?
2. ¿En que consintió el modelo agro-exportador, y cuáles fueron sus principales puntos más relevantes?
3. ¿Podríamos afirmar Argentina se vio beneficiada por este modelo? Fundamenta tu respuesta.


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Actividad 2

La Ley Sáenz Peña y la frágil transición hacia la Argentina democrática

El 2 de abril de 1916 se realizaron las primeras elecciones presidenciales bajo la ley No 8.871. Se trató de una apertura democrática que pronto se vería truncada con el golpe de 1930.
En febrero de 1912 el Congreso Nacional sancionó la ley que establecía el sufragio universal masculino, secreto y obligatorio, lo que incrementó los hasta entonces bajos niveles de participación electoral y puso fin a prácticas como el voto cantado o el voto múltiple, que facilitaban diversas formas de coerción sobre los electores por parte de los patrones o caudillos locales.
En las primeras elecciones presidenciales bajo el marco de la nueva legislación, producidas cuatro años después, la opción oficialista resultó inesperadamente derrotada, erigiéndose como presidente el candidato de la Unión Cívica Radical, Hipólito Yrigoyen. De acuerdo a Waldo Ansaldi, investigador principal del CONICET en el Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe (IELAC), la denominada Ley Sáenz Peña, pese a sus limitaciones, significó una apertura democrática que puso fin a la etapa de dominación oligárquica.

¿Qué características tenían los procesos electorales en la Argentina antes de la sanción de la Ley Sáenz Peña en 1912?
En un marco legal de ejercicio del sufragio sin restricciones económicas o de educación -sólo de género y edad- , la característica principal era el voto cantado. Cada elector -varón, mayor de edad- se presentaba ante la mesa electoral y de viva voz decía por quién votaba. Ese voto se registraba en una planilla que confeccionaba la autoridad electoral, pues no existía un padrón único. Usualmente, el acto electoral se realizaba al aire libre, en lugares públicos, como el atrio de las iglesias.



¿Qué consecuencias tenía en la práctica?
Una deriva de este mecanismo era la posibilidad de regular la marcha de la votación y cambiar su resultado a medida que transcurría el comicio. Esto se hacía a través del clientelismo, la violencia física y simbólica y formas variadas de fraude, que comenzaban con la exclusión del registro electoral de opositores. Los caudillos y los patrones obligaban a los varones sobre los cuales ejercían algún poder o control a votar por sus candidatos predilectos. No fueros extrañas las prácticas del llamado “voto múltiple” -un mismo hombre votaba en diferentes lugares- el voto grupal, ni la compra de votos. En síntesis, se trataba de un voto cautivo y carente de privacidad, cruzado además por enfrentamientos violentos. El fraude en favor del oficialismo y el hecho de que los niveles de participación electoral no pasaban del 2 por ciento de la población total nos permiten hablar de que había una ausencia de democracia.

¿Cómo modificó la reforma electoral promovida por Roque Sáenz Peña el modo en que se realizaban los comicios hasta ese momento?
La Ley Sáenz Peña, el nombre con el que se conoce a la ley No 8.871, estableció el voto secreto, individual -prohibía el voto grupal- universal masculino y obligatorio para argentinos y naturalizados mayores de 18 años, previamente inscriptos en un padrón electoral, quedando exceptuados los mayores de 70 años. En el momento de sufragar, el presidente de mesa entregaba un sobre abierto y vacío y el ciudadano introducía su voto en un cuarto contiguo, sin ventanas y sin otra presencia que la suya, y luego lo depositaba, cerrado, en la urna sobre la mesa. Al Ejército se le confió la tarea de fiscalizar el desempeño del acto electoral. Además se estableció el llamado sistema de lista incompleta: el partido más votado obtenía dos tercios de los cargos en cuestión y la fuerza segunda, el tercio restante. Otro u otros partidos quedaban excluidos de obtener representación.



¿Cuán universal fue el alcance de la ley?
La ley excluyó del derecho de ciudadanía a las mujeres, a los varones extranjeros no nacionalizados, y a los argentinos nativos o naturalizados que habitaban en los Territorios Nacionales. También dejó afuera a los religiosos, los soldados, los detenidos por juez competente y los llamados incapaces de ejercer sus derechos -dementes, sordomudos incapaces de escribir. Pese a sus restricciones, la ley Sáenz Peña colocó a Argentina dentro del reducido grupo de países que, en el mundo de entonces, permitían el ejercicio libre del derecho de ciudadanía, a una apertura democratizante.

En 1916 se produjeron las primeras elecciones presidenciales bajo la Ley Sáenz Peña, que consagraron al candidato radical, Hipólito Yrigoyen, como presidente, y pusieron fin a una larga hegemonía del Partido Autonomista Nacional (1874-1916) ¿Se trató de un hecho inesperado? ¿Qué efectos tuvo este acontecimiento, a corto y largo plazo, sobre el sistema político argentino?

En las primeras elecciones realizadas bajo la ley 8.871 triunfó la oposición: la Unión Cívica Radical en Santa Fe y en Entre Ríos en 1912 y 1914, respectivamente, y el Partido Socialista en la Capital Federal en 1913. No obstante, el gobierno tenía la convicción de poder ganar las presidenciales de 1916. Como se sabe, no ocurrió así. El resultado tenía algo de inesperado, sobre todo porque la elección de presidente y vice no se resolvía por la totalidad de los votos -elección directa- sino por la composición del Colegio Electoral -elección indirecta. Incluso, la disidencia del radicalismo santafesino puso en peligro la posibilidad de que Yrigoyen fuera presidente, aunque finalmente sus electores en el Colegio votaron por él. Pese a sus limitaciones, la ley Sáenz Peña hizo posible la transición de la dominación oligárquica a la democrática, aunque el proceso se truncó con el golpe de Estado de 1930. La facilidad con que se ejecutó éste fue una prueba cabal de la debilidad de la surgente democracia argentina.

Waldo Ansaldi es investigador principal del CONICET en el Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe (IELAC) de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y profesor titular consulto de Historia Social Latinoamericana y del Taller de Investigación en Sociología Histórica en la misma casa de estudios. Es además Doctor en Historia por la Universidad Nacional de Córdoba y fue el fundador de la revista, E-latina. Revista electrónica de estudios latinoamericanos. Ha publicado numerosos trabajos sobre la historia de Argentina y América Latina, los cuales se destacan por tener una marcada impronta sociológica.

Tarea:
Realiza un mapa conceptual, a partir de la información proporcionada en el artículo. Para ello, revisa en esta página cómo hacerlo:



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Actividad 3

Te proponemos leer detenidamente el siguiente artículo, y analizar lo que expone el autor sobre el periodo de nuestro interés.

A cien años del triunfo de Yrigoyen
Autor: Felipe Pigna, 2 de abril de 2016.

Las elecciones nacionales del 2 de abril de 1916 fueron las primeras presidenciales en las que se aplicó la Ley Sáenz Peña a nivel nacional. Aquel histórico día los argentinos pudieron votar por primera vez sin fraude y secretamente. Sobre una población de siete millones y medio de habitantes, concurrieron a las urnas 745 mil votantes. Unos cuatrocientos mil, a pesar de que el voto era obligatorio, se abstuvieron y quedaron excluidos los habitantes de los territorios nacionales de La Pampa, Chaco, Formosa, Río Negro, Neuquén, Santa Cruz, Chubut, Tierra del Fuego y Los Andes (que abarcaba parte de las actuales Jujuy, Salta y Catamarca). La fórmula Yrigoyen-Pelagio Luna obtuvo 339.332 votos, contra 153.406 de los conservadores Rojas-Serú; 123.637, los demócratas progresistas De la Torre-Carbó, y 52.895, los socialistas Justo-Repetto.
Yrigoyen obtuvo el 45 por ciento de los votos, lo que lo dejaba en una situación de debilidad política, sin mayoría en el parlamento y con muchas provincias en manos de la oposición conservadora que controlaba también la Corte Suprema de Justicia y los grandes diarios.
Aquel 12 de octubre de 1916 Buenos Aires era una fiesta. El pueblo festejando la asunción del primer gobierno elegido legítimamente, sin trampas, daba un espectáculo novedoso.
Cuenta Manuel Gálvez: “¡Nunca se ha visto un entusiasmo igual en Buenos Aires! La multitud parece enloquecida; y cuando el Presidente llega a la acera y sube a la carroza de gala, arrolla al cordón de agentes de policía que la ha contenido y rodea al carruaje. Yrigoyen, en pie dentro del coche, con el vicepresidente y los dos más altos jefes del Ejército y la Marina, saluda con la cabeza y con el brazo. Pero hay que partir, y la policía se dispone a abrir calle. Yrigoyen hace un gesto con la mano y da orden de que dejen libre a la multitud. El coche está rodeado por el gentío clamoroso. De pronto. Un grupo de entusiastas desengancha los caballos y comienza a arrastrarlo. En las cejas de Yrigoyen se marca una contracción de desagrado. Quiere bajar de la carroza, pero la multitud no lo consiente. El pueblo aprueba el acto fanático y todos los que están cerca quieren tener la gloria de tirar del coche”.
El radicalismo no prometía medidas revolucionarias. Por eso su política puede ser definida por un reformismo que propuso, básicamente, terminar con la inmoralidad administrativa, la insensibilidad social y distribuir de modo más equitativo la riqueza proveniente del exitoso modelo agroexportador. Yrigoyen eligió una palabra muy significativa para definir las intenciones de su gobierno: “reparación”. La reparación implicaba poner fin a las arbitrariedades electorales del régimen conservador y a las prácticas administrativas corruptas. Reparar el sistema, no cambiarlo.
A pesar de la manifiesta intención del nuevo gobierno de mantener las grandes líneas de la política y la economía, sin demasiadas alteraciones, los sectores conservadores estaban francamente horrorizados por la llegada de Yrigoyen y “su gente” al gobierno.
Decía el conservador Matías Sánchez Sorondo: “A partir de la Organización Nacional, la era del caudillo, en su noble acepción de conductor, se prolongó en la era de los notables: Mitre, Alsina, Sarmiento, Avellaneda, Roca, Pellegrini. En 1916, todo cambió. Por primera vez la aritmética electoral, maniobrada por un nuevo sentido colectivo se impuso, secamente, sobre los valores consagrados por un largo examen de capacidad ante la opinión. El imperio de la mitad más uno gravitó en la balanza de nuestros destinos. Extrajo de la oscuridad o del misterio en que vivían a los nuevos rectores de la Nación”. (1)
Su compañero de ideas, Mariano Bosch, iba un poquito más lejos en su descripción asqueada del nuevo Congreso, aquel ámbito que supo ser exclusivo, exclusivamente de ellos: “Ya por entonces el Congreso estaba lleno de chusma y guarangos inauditos. Se había cambiado el lenguaje parlamentario usual por el habla soez de los suburbios y de los comités radicales. Las palabras que soltaban de sus bocas esos animales no habrían podido ser dichas nunca ni en una asamblea salvaje del África. En el Congreso ya no se pronunciaban solamente discursos, sino que se rebuznaba”. (2)
En cambio para el radical Manuel Gálvez el nuevo aspecto de la Rosada era claramente positivo: “La Casa de Gobierno ha cambiado de aspecto. Ya no es el lugar frío, casi abandonado, que ha sido hasta ayer. No se veía antes, en los corredores, ni un alma, fuera de los empleados. Era un templo sin fieles. Ahora es como una mezquita marroquí, hormigueante de devotos, oliente a multitudes, llena de rumores, de pasiones y de esperanzas. El gobierno de Hipólito Yrigoyen, lo mismo que el Partido Radical, es muy viviente. Tiene color y acento populares”.
El radicalismo en el gobierno emprendió una política democratizadora que se manifestó en diferentes proyectos de ley, que en su mayoría fueron bloqueados o rechazados en el Congreso Nacional por la oposición conservadora.
El parlamento ni siquiera consideró proyectos tan importantes como la creación de un Banco Agrícola, destinado a fomentar a través de préstamos la expansión de la zona sembrada, la formación de una flota mercante nacional y la creación del Banco de la República, que cumpliría las funciones del actual Banco Central (emisión monetaria y regulación del crédito y de la tasa de interés). El parlamento también se opuso a la creación del impuesto a los réditos y a la sanción de una ley de enseñanza. De los ochenta proyectos de ley enviados por el gobierno, sólo fueron aprobados veintiséis.
En su primer mensaje al parlamento Yrigoyen ya se quejaba de la política obstruccionista de los conservadores: “No obstante los vitales intereses que estos proyectos consultaban, a pesar de los notorios apremios del crédito externo de la República, el Honorable Congreso no los sancionó ni ofreció otros en sustitución, malogrando así las iniciativas del P.E.”. (3)
En los salones oligárquicos se burlaban de los ministros de Yrigoyen que no venían de las familias que solían frecuentar aquellos ámbitos. El de educación, José Salinas, era acusado de “bruto” y contaban anécdotas para acreditar sus acusaciones. Una de ellas relataba que cierta vez el presidente Yrigoyen le preguntó al ministro qué quería decir la inscripción del frontispicio de la catedral que reza en latín “Salvum fac populum tuum” (“haz la salvación de tu pueblo”) y Salinas le habría contestado: “Salvo los de frac, el pueblo es tuyo”.

Referencias:
1. Sánchez Sorondo, Matías, La revolución de 1930, en revista Historia, Buenos Aires, 1958.
2. Bosch, Mariano G., Historia del Partido Radical, Buenos Aires, Rueda 1931.
3. Discurso de Hipólito Yrigoyen ante el Parlamento, 8 de julio de 1917, en Roberto Etechepareborda, Yrigoyen/1, Buenos Aires, CEAL, 1984.


Responder:
1. ¿Por qué fueron tan importantes las elecciones del 2 de abril de 1916, y quiénes quedaron excluidos de las mismas?
2. ¿Qué significado le otorgó Yrigoyen al término “reparación” utilizado para definir las intenciones de su gobierno?
3. Comenta brevemente qué argumentos esbozaron Matías Sánchez Sorondo, Mariano Bosch y Manuel Gálvez sobre la llegada del radicalismo al gobierno.

4. ¿A qué se refiere Felipe Pigna cuando dice que el radicalismo emprendió una política democratizadora?


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Actividad 4




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Actividad 5



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Actividad especial por el Bicentenario del fallecimiento de Manuel Belgrano




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Actividad 7




2 comentarios:

  1. Es necesario copiar todo el texto???

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    1. Lo que hay que hacer es responder las preguntas. NO ES NECESARIO COPIAR TODO EL TEXTO. saludos.

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